Comencé en la hora viendo mi vida fallar,
y cada día moría, moría viéndolas pasar.
Dentro de mí no había vida y no podía esconder
ni exponer mi desnudo que a la vista debía valer.
Tengo apetito por empezar mi empeño en besar
toda piel que llene mi alma de alegría y trofeo,
y lo que veo es que mi anhelo se puede triturar
en cualquier momento porque mi cuerpo es feo.
Tengo ansia de poder tocar algún desnudo
las manos de gula necesidad a cada hora,
en este deseo interminable y pecadora
que no para el tiempo pero que pasa cabezudo.
Aún conservo esperanza de que alguien me quiera...
por eso tengo hambre de amor, aunque sea una quimera.
NACHO REY