Cansada de escribir patéticos poemas sobre cómo debo ser amada,
reclamos y gritos hacia una forma de amor añorada,
un grito de espanto hacia a los otros,
por no comprender la carga sobre mis hombros.
Escribir sobre el frío que me da su espalda,
cuando he sacrificado mi mirada
para olvidar lo injusto de su abandono,
cuando mi buena voluntad ha sido superado por su enojo.
Y la gente se muere en las calles,
y por mí misma yo lloro,
encerrada en mis problemas terrenales,
vuelvo mi mundo un conjunto de problemas banales,
El mundo se cae y yo lloro,
encerrada en mis problemas propios,
volviendo mis sufrimientos en gigantes,
que en realidad son pequeñas nimiedades.
El egoísmo de mis lágrimas me ciega,
y mi corazón se distorsiona.