Niña mía de mis ojos paulatinos
desvistiéndote del todo, estás pérdida
entre mis brazos de ilusión comando el cofre
y un sabor que es pasajero, amargo;
hoy hullamos donde sea mientras llueva
así de insomne este cielo deshaciéndose
en regalo que nunca abrimos
por vergüenza de nosotros
si es que fuera lo esperado
y a la fuerza que ha de serlo...
Si no vivir no más en alegría
desheredados del mundo inmenso
como una tumba por un río
y es la mía (prometido)...
Porque me llores muchas veces sorprendida
de tú haciéndolo y yo detrás
dándote el susto que no te esperabas
y llega hasta el alma y es un alivio
verse al alba bien desnudos de todo pudor
de cara a los astros que van pasando
en son nocturno de desconfianza hacia todo
(no yo...). Escárvame en la piel
buscando un refugio mejor que tu cama amable,
abre mi pecho y date entonces
todo lo que haya:
EXPLORA ESTE ABANDONO.