Te vi que te estabas yendo
como si huyendo de mí,
te alejabas sin volver,
te me ibas por ahí.
Te fuiste sin un adiós,
sin un beso, sin llorar,
te fuiste apuntando lejos
y sin mirar para atrás.
Quizás después de la noche
cuando me dabas tu amor
pensabas que en la mañana
te ibas a ver salir
el sol de la aurora joven
que llegaba para ti,
y en ese instante preciso
te acordaste que partir
no era ya para dejarme,
sino para sonreír
a los pastos del camino
que se meneaban sin ver
si apuntás para alejarte
al olvidarte de ayer.