Pequeña dulzurita acurrucada
montoncito de virtud,
de vida linda,
de poemas que aún no nacen
de canciones añoradas
de pensamientos que van y vienen,
de ternura hecha mujer.
Tú, semillita de mi vida
que caminas por mis ojos
y descansas en mi pelo,
que te metes en la lluvia
y alegras con tu ser mi corazón,
tú ternurita de mi amor,
encarguito que Dios me dio.
¡Que Dios me dio!
y que veo dorando el sol tropical
y cantando en la nieve lejana.
que apareces jugando con el agua
y te posas despacito,
muy adentro,
de mi roto corazón.