Tengo sed
como los peces del río.
Han enturbiado sus aguas
y me duele.
Este río no es mi río.
Han llegado unos foráneos:
insensatos y atrevidos,
políticos del tres al cuarto,
aves de otros nidos.
A jugar vienen al río,
y yo les digo:
para pescar, agua limpia
o no se pesca,
para ser señor del río,
hay que saber ser señor,
no basta ser atrevido.
Y me duele.
Pobres peces,
pobre rio,
otrora limpio y gallardo,
ahora sucio, aturdido.
Y me duele.
Que se vayan,
a otros pagos
con sus cucos,
a sus nidos.
Yo,coño, solamente digo:
¡ Cuidado, con mancillar este río ¡
Abilio.