¿Dónde estarás vida mía,
que no te he vuelto a mirar?
cuán te quisiera besar,
como te besé aquel día;
cuán disfruté tu alegría,
tu sereno suspirar,
y esa forma de gozar
con pasión, tanta armonía;
mándame una señal,
muéstrame esa vereda,
eres mi amor ideal,
la esperanza que me queda:
esa gracia celestial
de una experiencia suprema...