Encontraba corriente su enredado cabello, sus ojos color castaño
Los hoyuelos de su sonrisa y su voluminoso tamaño
A pesar de ello, no quería de ella quitarme yo la mirada
Pero qué podía yo hacer, un joven necio y asustado?
Quién era yo para acercarme, sabiendo que ella estaba enamorada
A pesar que cada de sus sonrisas hacia mí, era ignorada
Me apena ahora decir a toda voz, que la busco entre la turba
Desde su cabeza hasta los pies, de risas y abrazos desarmada.
Cada gesto, cada parpadeo, cada una de sus curvas
Cada vuelta que me encogía de su esvelta y pequeña figura
Cuales abrace sin detenerlas, sin amarrarlas, Dios sabrá por que
Del por qué tome su parecer en la poesía, cual igual que ella me enamora y a la vez me perturba.
Cuando al encontrarla y me vea, tendrá el amor de acercarse?
Cuando al tocarla se vea diminuta, querrá volver a hablarme?
Del como en nuestros días me perseguía como cachorro perdida
Si finjo ignorancia y abro mis brazos, se permitirá volver abrazarme?
No la culpo si al cruzar miradas, me encuentro que la suya ha sido herida
Y la niña que amaba no está dormida, sino despedida
Cuan en ese momento se levante el polvo, con mis secretos descubiertos
Qué triste si mi atracción por ella, fuera incomprendida, tal vez incluso desconocida.
Pero me he puesto en la línea, me he lanzado al descubierto
Que importa su nueva vinculación, si su corazón hacia mi sigue abierto
Por el sonrojo de sus mejillas, sé que aún me ama, me admira
Aun se haya despedido ayer con lágrimas, mañana volverá a mí, cierto?