Matias 01

Cuadro de familia

Se diría que hay un hombre allí, con su fragor,

con la voz desde sus hombros,

con su palabra como un aura,

que no se oye ni se ve;

Se diría que va arrastrado en su sandalia,

con su momento atroz, en diminutivo,

transparente, insignificante, muy pequeñito.

¡Muy económico!

¡Si..! Hay un hombre allí,

que lleva la salud en el bolsillo y en una pena 

porque no le alcanza;

En este mundo donde no es suficiente el sudor

por litros, ni la sangre a cubos, 

va con su dura fe

y un carajo, como un diamante

que late en sus cerradas manos.

 

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Se diría también, que hay una mujer

que se levanta en simultaneo con su conciencia,

por encima de su pena metalúrgica,

con la luz como mariposas entre sus manos

y su gran pezón de la dulzura;

Sangre de la vida, piedra de la vida,

almohada de la vida.

¡Boca, muslo, pecho, sustancia de la vida….!

Hay alguien de quien nací,

bajo el arcoíris de su ojos

y el acordeón de sus mejillas,

que me ha dado la hierba de la gracia

de sus fértiles montañas,

en el minuto del hambre

y bajo la sombra de sus miedos.

¡Hay alguien que me habita y me acerca en el aire

-con todo su cuerpo- el paraíso!

 

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Y entre ellos hay una niña que pasa de prisa

como mariposa resbalando con el aire,

menuda, frágil,

dulce como un campo de vendimias,

con los ojos llenos de luz y tristeza floreciente;

La vida lo lleva con sus vientos,

por los volcanes y sus ciénagas salvajes

hacia adentro, forcejeando

con una suerte

que solo dios sabe y determina

en el fragor de sus heroicas mañanas;

 

Hay una niña sentada en mi costado.

¡Me ha abrazado el corazón,

con el estanque de luz que son sus ojos!

Y nadie más me hace las frutas dulces

con el agua fresca de su sonrisa.