Luis M. Castillo

En los Ritos del Miserable

Yo te entiendo desdichado,

En verdad no quiero comprenderte , 

Sé que estás aquí porque allí no te escuchaban,

Sobran los pretextos para naufragar a enteras tempestades.

 

Al verte sobre una pena magnánima,

Yo ni veo pues hace mucho que solo escribo ,

Mis manos tuertas hoy te juro que nada entenderé ,

Pero recuerda miserable que prometí decir entenderte.

 

No es el orden por dónde comienza la historia ,

Los nadaistas velando nocturno los caracteres singulares,

Consagran la felicidad estúpida para que vengas en lo vulgar,

Convencído y libre aborreceras nuestro laberinto .

 

Es un rito sombrío a los ecos del insomnio,

Un placer tan horrido al que nadie advertí,

Identidad desconocida sin cordura esencial,

No llames destino lo gradual de esta pena tan desangrada.

 

De seguir aquí ya tu percepción se hace frágil,

Desde principio insistí en no volver a congregar las locuras ,

Hijos de dios que vagando se sorprenden ,

Mi creencia en no creer es más morbosa exitacion.

 

Yo te entiendo desdichado,

En verdad no quería convencerte ,

Indeleble impertinente que después me insultaras, 

En los años de tu juicio como los ritos de miserables .