Se fue sin decir adiós
Se fue como una gota de agua que cae y desaparece dejando un charco de infinitos recuerdos, se dejó encendida la luz de un pasado sin futuro y un futuro con la luz fundida del pasado, finalmente por las arterias navegó un barco llamado desencanto.
Se fue sin decir adiós, como el que pierde el tren de la esperanza, se rompieron los frascos de las ilusiones en mil pedazos y el corazón dictaminó su propia sentencia de muerte, todavía la mente sigue recorriendo esos laberintos cuya la única salida es el fracaso.
Ni hilos rojos, ni otras vidas, el presente es el que es, se llama resignación y eso ni lo cambia un milagro, ni un ave maria, ni un padre nuestro, seguramente será mas feliz forjándose su propio camino lejos del triangulo de las bermudas donde yacen los amores perdidos.
Pero la volví a ver mas reluciente que nunca con mi colgante cerca de su pecho y un alud de versos volvieron a descender del Everest, mis letras volvieron a rugir como leones buscando presa alimentando unos cuantos folios blancos y los dedos volvieron a bailar maratones de poesías en el tiempo que dura una estrella fugaz.
Ahora solo deseo que algún día me recuerde en ese libro donde ella forma parte de mis letras, quizás pueda firmárselo en persona y vuelva a reeditarse ese el final que ninguno de los dos quisimos, creando un nuevo principio lleno de promesas eternas que nunca pudieron ser.
Mientras tanto seguiré escribiéndole desde el domicilio donde vive mi tristeza, allí está ella, en mi prehistoria, en tiempos remotos donde la felicidad se fue de vacaciones y jamás regresó, ese lugar donde acariciarla se escribe en un puñado de poemas rotos.
El desamor siempre será una triste amnesia para el corazón.
Jordi Etresi
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