Más de veinte años
que para el bardo no son nada
permanezco metida en un ovillo
donde dar un paso
es peligroso
y dos
serían la muerte misma
Rodeada de un tumulto feroz
donde el humo te agota los pulmones
y la imposibilidad
te aprieta lentamente
la camisa de fuerzas
Pido auxilios que no llegan
Pido y pido
y cansada de pedir
me revuelco en mi ovillo
y trago en seco
demonios y aves de rapiña
La orden fue dada
y a nadie le interesa
el castigo que pagamos
aquellos que estuvimos
maniatados
y un buen día
remamos con palillos de dientes
en chalupas de goma
en busca del sol
que nos quemaron
Las paredes de este ovillo
me torturan
y de nada vale que muestre
mis dientes
ni mi lengua
ni siquiera lance al aire
este aturdimiento
Día a día
la patada, el trompón,
el escupitajo
el humo enardecido
la suciedad
y el polvo
y nadie dice nada