Observa, fíjate en ellas,
allí en el parque sentadas,
jugando con sus retoños,
cuidando de su camada.
En sus rostros la dulzura,
la ternura en sus miradas,
en sus manos protectoras
la fuerza de sus entrañas.
Cómo velan por sus hijos,
los miran embelesadas,
su vínculo es indeleble,
viene de dentro del alma.
Todas rebosando amor,
luchadoras y esforzadas,
educando con paciencia,
cariñosas, delicadas…
Ellas les dieron la vida,
haciendo trucos de magas,
y transformando sus vientres
en maravillosas lámparas.
Al tomarlos en sus brazos,
resbala por sus pestañas,
como el agua de un torrente,
orgullo en forma de lágrimas.
Preguntarás quiénes son,
viéndolas tan abnegadas,
son mujeres increíbles,
son madres… enamoradas.
Dale a la vida mi niño,
por tener madre, las gracias,
yo se las daré también,
porque, aunque lejos, me guarda.