La tempestad son tus ojos
y el fuego del infierno ardiendo en tus pupilas
cargadas de sueños, de ilusiones pasadas
y experiencias vividas.
Qué tienen tus ojos
que se estremece el suelo cuando me miras
y vuelo a un mundo que desconozco
de ensoñación y descanso.
No sé que tiene la luz de tus ojos
que son la luna saliendo entre los médanos,
un reflejo de mar entre las sombras
y el alma apretujada en lo profundo.
Es la lluvia que cae de tus ojos,
manantial de sal, que brota desde el cielo
y rueda por el terciopelo de tu rostro
para morir en tus labios,
como el sol de la tarde,
muere entre los cerros.
No sé qué tendrán tus ojos
que de su mirar estoy cautivo
como el hombre a los años,
como el tiempo al olvido,
como tierra que espera,
la paz, labriego y cultivo.
No sé que tienen tus ojos
cuando en ellos me miro,
la muerte se me hace dulce
si en ellos siento que vivo.
-. PaR
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03052021