En el corazón del cosmos,
pleno de luz y de fuerza,
hallo una bella silueta
y dulces labios muy rojos;
naufrago en áureo polvo,
siempre en pos de esa belleza
sutil presencia suprema
hecha de diamante y oro;
siento que mi cuerpo vibra
al fusionarme en silencio
con esa esencia divina
tan semejante a mi cielo
el paraíso a que aspira
siempre la voz de mi ensueño...