Era una noche de clara luna,
y yo sé que venías hacia mí.
hermoso, en plenilunio te vi,
con mis ojos de oscura laguna.
No había razón alguna;
pero, allí estabas muy feliz.
Sonreía ante mí tu cicatriz,
y verte fue mi suerte moruna.
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Ella me devolvió mi fortuna,
y osé besarte de nuevo.
Por ello, mi oración elevo,
dando las gracias a la luna.
Esta me hizo el gran favor
de traerte hasta mi vera,
Para que yo te quisiera,
como lo manda el Señor.
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Ahora, nadie podrá jurar,
que los favores no existen.
y mis labios no desisten,
cuando te quieren besar.
Ya no pienso en los luceros,
ni siquiera en mil estrellas.
A todas las veo tan bellas
y son para tus ojos, joyeros.
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Dos cosas echo de menos,
cuando le pido a mi cielo
que me traiga de consuelo;
tu prosa y tu voz de trueno.
En noches de luna llena.
Yo sólo quisiera besarte;
rogando quieras quedarte
y tener una velada amena.
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¡Mi suerte está en el plenilunio,
la luna me aleja del infortunio!!!