Aparece el canto
del silencio.
Se deshojan las rosas
de mi mañana.
Aparece la figura
del silencio
y no puedo
pararla.
Observa distraída
como observan las palabras,
como observan las hojas
perdidas en el eco
y no puedo pararla.
Camina por tristes
lejanías
siendo la brisa del desierto vacío
que espera tormentas amargas.
Rompe corazones de lágrimas y espanto,
callejas con timbales
y puentes cojeando.
Así languidecen las ramas
por el agua.
¡Oh, amor maldecido
por la sombra de un fantasma!