Captatio benevolientiae
Es cierto que bebo de clásicos,
de clásicos de los clásicos
hasta remontarme a Homero,
es cierto que el lenguaje que empleo
no es de este mundo, acuático,
nietzscheano e informe,
es cierto que el significado
pierde adeptos, Bob Dylan aupado
al mismo pedestal que Juan Ramón y Gabo,
es cierto que escribo para pocos,
para aquellos que miran detrás
de la puerta, por el rabillo del ojo,
por la mirilla de la indiscreción
y el desacato, es cierto que leo...
—Aquí, en este instante, con vuestra venia
levanto el cálamo para explicaros algo:
\" Siento que viajo a paso lento
desde la incógnita al claroscuro,
desde la tiniebla a la solana,
desde la palabra que consultarse debe
a la diafanidad de lo que salta;
y todo esto que me sucede
es fruto del caminar despacio,
del querer entrar en el mar
de estrellas que llena la bóveda
que guarda tu coleto,
—tu cerebro, tu corazón...—
Es cierto que este mundo es agua,
agua de mil formas y colores,
agua democrática a los vasos,
agua líquida, que fluye calle abajo,
es cierto que el océano
que me dio síntesis es roca,
hielo que se va derritiendo
y yo con él, y me adapto.
Es cierto, no puedo impedir
la debacle, la erosión del idioma
—de este egregio idioma
que nos convoca aquí, y ahora—.
Todo esto, me temo que es cierto.