Felicio Flores

Soneto del jinete

Caballo errante de cerda de seda,
herido salvaje entre las montañas,
escapa el jinete de la cizaña
dejándole al viento la polvareda.

Se esconde cual sol entre la arboleda
y se enreda con la noche su entraña,
bajo la luna y una telaraña
su pestaña de greda llena queda.

Despertó con revólver en la boca,
la frente fruncida y el pecho agitado;
ojos de diablo que la muerte toca.

Cual raíz muerta al árbol amarrado,
cubierto el cuerpo estéril como roca,
yace el jinete y su caballo alado.

—Felicio Flores