Nocturno
Recostado del banco del huerto, en estío,
mientras la noche callada reposaba a mis pies,
en el Cielo un lucero titilaba su brillo
y mis ojos ansiosos le buscaban a él.
A mi lado las flores dormitaban serenas,
mientras tanto la brisa, en continuo vaivén,
arrullaban sus sueños y su tallo mecían,
para luego verter su fragancia en mi tez.
A lo lejos las olas en rugiente combate
se debaten airadas porque quieren vencer,
a la roca que enhiesta resiste el embate
y deshace sus cuerpos, volver tras volver.
Y en la calma apacible de nocturna alborada,
mientras sueña el capullo como va a florecer,
una flor deshojada le contempla un instante
y su cuerpo marchito, rememora el ayer.
Y el lucero en silencio conversaba conmigo,
y yo cavilando conversaba con él…
Del amor de una estrella el lucero me dijo,
y yo le contaba el de una mujer.
Mientras tanto el tiempo despertaba la noche
con su paso perenne de continuo ambular,
y en el Cielo el lucero se quedaba dormido
y en las noches del alma, luminaba la paz.
Rafael