David Arthur

El cuarto azul (poema inspirado por la quinta Nanital en Caracas)

 

En sueños y ensueños

a menudo con afán regreso

a este lugar místico y misterioso

con la tentación persistente

para descubrir sus secretos

 

Al bajar la escalera de caracol,

la luz titilante de una vela solitaria proyecta

el silueta del curioso y aprensivo intruso,

revelando la puerta escondida en la oscuridad.

La entrada a este refugio de encantos.

 

De una apariencia árabe,

en el piso cojines grandes con sus dibujos

orientales de matices azul,

tapicerías de pared con azul sombreados,

cuyos tejidos cuentan las aventuras

de las mil  noches y una noche

 

Una lámpara de prismas mágicas

salen rayas azules, cual un enjambre soltado

de luciernagas dementes y en pánico

en su intento en vano para alcanzar

las tinieblas de la noche

 

Tapada por una cortina de damasco azul

se halla una puerta de cristal,

que da a un jardín tropical de árboles

de mango, de cambur y de granada,

de follajes densos que brindan sombra y frescur,

cual velos de doncellas de un harén,

sus faces parcialmente cubiertas,

la fruta prohibida.

 

El esplendor de las flores y plantas exóticas,

descubiertas y bautizadas por Bonpland y Humboldt,

regalan sus fragancias que agobian el aire húmedo

y hasta penetran la misma esencia del cuarto azul

 

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