Qué violentas las flores ubérrimas,
creciendo siempre en expansiones minúsculas
su fuerza explosiva naciendo de luces
tallos y aguas. Cuánta virulencia
en un solo impulso, subiendo, ascendiendo,
cometiendo fallas ortográficas, lianas salvajes,
libres en su conjunto de duras pretensiones.
Me absorben en sus departamentos expansivos,
y emitir en sus juicios, las lamentaciones de un vals
vacilante.
Cómo, la fuerza del agua, emanaciones sucesivas,
empuja sus parterres; adquiriendo en su holgura,
el tamaño de los árboles sembrados.
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