Sueños rotos, palabras que se llevó el viento. El faro se apagó, las promesas se quedaron a media asta, las emociones mutiladas, las lágrimas olvidadas. La intención y el desapego ganaron en su juego siniestro, confiados del tiempo, perdidos en el proceso ya no había retroceso más que seguir batallando con los sueños que al final se hicieron ecos.
Horas de ensueños besando y tocando el cielo. Todo fue un engaño, la esperanza agonizaba, desorientados en una ingenua imaginación que pronto se hallaría herida, sintió las espinas de aquella flor. Todo se convirtió en un suplicio, ciño las palabras con extravío y encanto, el esmero fue vano.
El fervor suplicaba perdón, su amor llegaba con hielo, los anhelos se vestían de trampas, aunque su deseo parecía real fue una red de falacias, un río que se secaba, otro árbol más que se talaba, otra montaña que se explotaba. Un pescador ahogado en un lago de mentiras, hundido en falsas fantasías.
Un augurio vacío, sin acción, que triste decepción. Se derrumbo el edifico y se perdieron en los escombros las ganas y todas las esperanzas, se encontraron maltrechas pese a esa farsa y hoy por hoy, son ilusiones quebradas.
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