No sé si al desprenderme de mi mismo
en mi mismo encontré la irreverencia,
o al ser irreverente di la audiencia
a juzgarme como un escepticismo.
Así tan cerca estuve del abismo
que fue ciega la ingrata indiferencia.
Me creí superior ¡como la ciencia!
olvidando que soy un cataclismo;
por eso me perdono, me disculpo,
si la vida me enseñó a ser honesto
no tengo porque ser tan deshonesto
ni buscar un culpable de mi euforia
si existiera algún yerro, yo, me culpo
escribiendo con sangre así mi historia.