Tratas de mistificar tu propio sentimiento,
cuando la furia toma tu cuerpo ante mi supuesta felonía,
cierta dubitante suerte, no hay razón,
clama mi repetida afirmación.
Sigue, a pesar de la etapa vivida,
mi solo pensamiento entre tus brazos,
agradecida voluntad y tu feliz talante.
No obstante,
veo esa insignia de tus ojos fulgurantes: no te creo, tu amor desbordó ayer, ¿cómo se derramaría prestamente?
No podría creer, verte levantar velas,
justo ahora, justo así,
lo sabes a conciencia, aflora tu delatora voz,
Dormirás en este lecho,
soñoliento encubridor de mis caricias,
excelsas escusas abrasadoras.
Y en tu voz o tu cuerpo trémulo renueva también,
oculto deseo, tus prendas desean retirarse de la escena,
porque saben bien, como en otro tiempo,
sucumbirá la tentación, la extenuación nueva de una querella.