No respondas cuando te diga mía
No pronuncies palabra alguna
No sonrías, que tus pupilas no tengan brillo
Que no se desencadenen los poemas con tu mirada
Que no sople el viento, que no suenen las palabras
No respondas cuando te diga míos
Que tu vientre no se agite, que no vibren tus latidos
Que tus senos desmerezcan las caricias
Y el silencio inunde tus labios
Que tus ojos no miren los míos
Hasta que mueran en llantos
No respondas cuando te diga mía
No pronuncies tu nombre, no musites tu canto
Esconde tu espalda entre las sombras
Para que mi mano se extravíe,
Para que no te sienta,
Para que no llegue al prodigio de tu vientre
Solo contesta cuando diga nuestros, cuando diga tuyos
Que no argumenten tus sentidos, que nunca estés indecisa
Que tu pecho sea verbo, y tu matriz alarido
Que tus mamas no sean rosa, que sean rojo encendido
Que tus pensamientos no te lleven a quimeras
Que engendren conflagraciones,
Que incendien tu piel y tus caderas
Solo contesta cuando diga tu nombre, María, Soledad o Primavera
Que terso y blanco nácar, tu cuerpo desnudo, rompa todas las cadenas
Que tu alma sea libre y sus alas revolucionarias
Que tus pechos sean montañas,
Donde fecunden niños, hombres y a quien quieras
Solo contesta, yo soy razón, canto y hembra