Freddy Kalvo

Dialogando...III

Quince días han pasado

de la charla entre señoras;

fue quizá, como a estas horas,

el encuentro inesperado.

Nadie sabe qué ha pasado

entre Cando y niña Chana

que enojada esa mañana

la mandó la niña Lola

que salió como cabriola

al saber de niña Juana.

 

Si le intriga lo ocurrido

hoy le cuento en estos versos

de esos amores perversos

que otro hogar han desunido.

Don Cando de pervertido

calladito lo tenía

el amor que día a día

compartía niña Juana

y la pobre niña Chana

para nada lo sabía.

 

Y se vino aquel deschongue

por el dichoso amorío

de don Cando que de hastío

hace que el dolor prolongue.

Chana dijo: ¡No rezongue!

que ya me tiene indignada,

le zampó una pescozada

al lado de la mejilla

otra la dio en la barbilla

tronándole la quijada.

 

Don Cando salió corriendo

donde Ruperto su amigo

lo pongo a él como testigo

porque no le estoy mintiendo.

Y llegó hasta sacudiendo

la ropa toda empolvada

por la gran correteada

que le dio aquella mujer

a quien dañó su querer

y hoy se encuentra destrozada.

 

¿Qué le pasa, amigo Cando?,

le preguntó don Ruperto

viendo su ojo medio abierto

y el otro así, medio pando.

¿Qué es lo que le está pasando

que viene todo afligido

con cachete demolido

y sangrando de los labios?

¿No me diga que hay resabios,

por andar de corrompido?

 

¡Ay Ruperto, buen vecino,

conceda hoy donde quedarme

la mujer quiere matarme,

destazarme cual porcino!

De aquel momento devino

un nuevo conversatorio

con sonrisas, con jolgorio

que otro día irás leyendo,

pero también comprendiendo

lo que pasa por tenorio.