Al fin ya puedo tener
nada más que la certeza de
tañer las empolvadas cuerdas que
oran por ese nombre de ayer.
Navegó desde la cuna con esa luz de mujer
íntima de la poesía, y desde la cuna fue
ondulando por la vida su nombre, su soneto porque
mandó catorce letras el hada madrina a su ser.
Anduviste, paraste, pero queda el camino
cansado ya de esperarte.
He de decirte, caminante agobiado:
anda, deja tu sombra junto a los pinos,
donde pases crea tu arte,
ora, haz camino, Antonio Machado.