Freddy Kalvo

La autoestima

¿Cómo es con su autoestima?,

preguntó don Anacleto,

a un sapiente muy discreto

que saberes no escatima.

Nunca él hará pantomima,

le respondió muy seguro;

ni tampoco es inseguro

con lo que él vaya pensando

y coherente va actuando

sin correr ningún apuro.

 

Téngalo usted por seguro

va sensato por la calle

disfrutando va del valle

se lo digo, se lo juro.

Él no le hablará carburo

por concepto equilibrado

no se siente desdichado

por la fe que hay en sí mismo

no vive del espejismo

menos de ser adulado.

 

Siempre camina consciente

con sus fallos y verdades

sabe sus habilidades

para ayudar a la gente.

Dice las cosas de frente

con sostenido argumento

no le engaño, no le miento

resolviendo va temprano

lo que en invierno o verano

puede causar sufrimiento.

 

No le pide que lo aplauda

ni tampoco que lo adule;

¡y cuidado, manipule!,

tiene una mirada rauda.

Y su estima no defrauda

ni la pone en entredicho

nunca admitirá el capricho

de palabra empedernida

que sintiéndose crecida

es igual al susodicho.

 

Es también agradecido

mostrando a todos respeto,

es serio como sujeto

y a veces muy malquerido.

Es muy claro y definido

no le teme al petulante

con su tono desafiante;

para opinar, es prudente

y no es contraproducente

ni tampoco es un farsante.

 

No presume de sus actos

ni presume inteligencia

por su elevada sapiencia

su perfil genera impactos.

Deja muy estupefactos

a muchos provocadores

que actuando cual roedores

pretenden comer el queso

con su ego grande y obeso

y terminan perdedores.