Hay un caballero sin yelmo ni espada
que sin embargo a diario libra batallas
las cicatrices a veces amenazan abrir
compungido a veces por triunfos canallas
y por seres queridos que ha visto partir
Pero anhela conocer un misterio
y cada noche, a la claridad de la luna
con un trago de mate sus ilusiones aviva
¿Qué tiene caballero tan noble
que hacia un horizonte lejano
sus pensamientos, su mirada dirige?
¿Acaso en tierras calientes
se queda pensando?
¿Busca entre la selvática espesura
o bajo un muelle peninsular
una humilde paloma o esquiva sirena
que le hable en arrullos
o le enloquezca aL besar?
En su mente revolotea los versos
sus manos le tiemblan ansiosas
de tanto que desea palpar
ese ser que no nunca ha visto
pero de tanto leerle ha llegado a amar
Y aunque en ocasiones su mutismo inquieta
sabe que ella existe y también le extraña
y que al igual que silvestre cierva
en duro invierno la cabaña acecha
si el dueño compasivo le extiende heno
fielmente a su puerta acudirá gustosa
Y su mente llena de luna, de horizonte y verso juega
inventa para ellos idílicos panoramas
inventa coros de hermosos querubines
quisiera brindar con ella bajo frondosa enramada
llevarla a recorrer los mares a lomos de delfines
bailar toda la noche vestida primorosa toda de seda
caer rendidos sobre perfunadas sábanas
y verter como en inagotable fuente
el amor y la pasión acumulados en tan progigiosos viajes
seguirse conociendo y explorando
hoy como ayer y después también