Hay mujeres que, por amor,
a su hombre le entregan todo,
y han de ayudarlo a salir
cuando aquel cayera en el lodo.
Hay mujeres que, con su amor,
convierten el agua en vino,
y a la más humilde morada
en un palacio divino.
Hay mujeres que, cómo pájaros,
regurgitan los alimentos,
y a los seres que aman
les dan pan con sentimientos.
Hay mujeres que,
cuando sus brazos se desangran,
de las heridas que sangran
han de salir dos alas,
para volar al encuentro
de los hijos que lloran,
y hacer de sus plumas... pañuelos,
y cuando otros maldicen... ellas oran.
Hay mujeres que calmarán la sed
aún a quienes les hicieron daño,
y serán para el dolor... refugio,
y para las lágrimas... un paño.
Y cuando llegue el día y la hora final
el llanto no asomará en sus ojos,
las lágrimas se agotaron en su jardín
reparando pétalos rotos.
xE.C.