Guillermo Bustamante

Simoniada

Oh, Simón, cuántos crímenes, cuántos atropellos

se cometen en tu nombre, de qué modo viejo,

te han robado el barro, la pintura, los destellos

de tu sueño, visto a través de zafio catalejo.

 

No te dejaron si quiera morir bien, apenas

la compasión para premiar tu esfuerzo

te ofrecieron, mientras el río de tus penas

se congelaba grisáceo bajo violento cierzo.

 

Pero tu espada entre nosotros, día a día,

despierta con su fulgor nuestra conciencia

y anima a nuestros pueblos, con paciencia,

a hacer lo que según Martí nos falta todavía.

 

Cuenta, Simón, con que algún día del imperio

haremos trizas y nuestras vidas salvaremos

de la opresión, el sino fatal, los improperios

y de esta tierra hórrida un cielo haremos.