#Nauro Torres

Mientras llueve

 

En una de las ensenadas de centenares

conectadas entre las arrugas veleñas

que copulan, ya con el sol,

ya con la luna;

mientras empapada la tierra, contemplo,

en tenue lluvia de noviembre;       

 me extasío con el arco iris

que pintan las hojas de los árboles

y el jardín sembrado año a año

para abandonar la naturaleza 

mejor que al nacer, estaba.

 

Escribo estos versos,

cual gotas de rocío que acarician el follaje,

escuchando melodías diversas de las aves

que, expresivas y amorosas inundan el bosque

con sus canticos.

 

El cenit, techo que me cubre;

las crestas de las cimas,

 paredes son que me guarecen;

 el aroma de los árboles,

es el té mañanero de este viernes,

apropiado para compartir instantes

añorando el sol que me acaricia con sus rayos

 calentando y fertilizando el suelo.

 Transito abrazado por él

sobre la madre tierra

acariciado por el infinito

horizonte que me regala el amanecer

y dormito en el ocaso que brilla en el poniente

para que la oscurana me arrulle

asido a la vida que prodiga El Hacedor;

y cuando ella expire,

convertirme en una gota del rocío

que en cada amanecer colme

la sed de las plantas y los tominejos

que sin ausentarse en cada puesta del sol

pululan en hojas y flores de mi floresta

para volar en ellos al infinito sideral.

 

Mientras llueve reconozco

que soy menos que una gota de agua

que nutre la tierra suscitando vida;

esa vida que se desprecia

mientras llueve.