NANA GITANA
Era de madrugada, el sol tímido no salía,
se negaba la mañana, abrir las margaritas y perfumar las caricias.
Una paloma volaba temerosa,
cansada, la voz de una gitana susurraba a su niña poesía de las nanas.
No llores ni te inquietes gitanilla, toma mis brazos
como laureles frescos
y mis pechos de caramelo.