marta CARMEEN

NANA GITANA

NANA GITANA

Era de madrugada, el sol tímido no salía,

se negaba la mañana, abrir las margaritas y perfumar las caricias.

Una paloma volaba temerosa,

cansada, la voz de una gitana susurraba a su niña poesía de las nanas.

No llores ni te inquietes gitanilla, toma mis brazos

como laureles frescos

y mis pechos de caramelo.