Despertaba de mañana
con el canto de los gallos
siempre puntual y sin fallos
a pesar de estar anciana.
Veía por la ventana
que sus manos afanosas
dulce, suaves y preciosas
preparaban la comida
y el café era la bebida
¡Qué comidas más sabrosas!
Sus manos trabajadoras
no cesaban todo el día
con todo lo que ella hacía
y así pasaban las horas.
¡Qué horas más agotadoras!
para llevar alimento
con su hermoso sentimiento
a los frutos de su vientre
y ojalá, la reencuentre,
como estrella en firmamento.
Eras flor en los jardines
con belleza colorida
eras Madre, muy querida
por tus versos cantarines.
Y pido siempre, ilumines,
los caminos escabrosos
con consejos que amorosos
siempre guardo en mi memoria
y hoy recuerdo bien tu historia
con mis ojos lagrimosos.
Madre mía, madre santa
mi plegaria hoy alza el vuelo
como pájaro hasta el cielo
que sube y alegre canta,
donde el sol siempre abrillanta
los jardines con amores
que sembraste con fervores
previo al vuelo sin retorno
y en sepulcro, como adorno,
crecen flores de colores.
Oh mi madrecita santa
nívea y pura figura
que pese a la vida dura
nadie le manchó su manta...
Ni nadie su amor suplanta
porque fue éste sin igual,
tan cercano y celestial
como el mar, o como el sol
que nos brinda su arrebol
en cualquier día estival.
(W.M)