Madrugada,
una fogata,
se extingue,
como todas las cosas.
Buscare más leña,
en alguna estrella.
Cada uno,
tiene la suya.
una estela
de sueños…
refugio tenue
tibio.
Somos como el fuego,
el canto de una caracola,
para nuestra vida
una brisa no apague
nuestra libertad,
amor.
Esa rosa
Que crece en ti,
La más sencilla,
de tu casa.
Son tus emociones,
que forman,
cada día tus manos,
y el amor te nutre,
aferrado al seno.
A veces,
la vulnerabilidad
un tobogán,
y, deseas aferrarte,
por la belleza contenida
en la huella de la vida.