Atardece en los azahares
y la clarividencia de la luna
se hace visible.
Bajo mis pasos brota el primer verde
en este mismo patio dónde fui
ceniza y río
para librarme de una cárcel
de muros blancos.
Vuelve el recuerdo:
los castillos en el barro
sus baldosas desteñidas
esas pequeñas alegrías
pintadas con ladrillo
o descolgadas de una Higuera.
Aún me asombra
después de la lluvia
ver la revelación de un nuevo mundo
de caracoles y de hormigas.
Hallar bajo un sol intermitente
las nubes con sus formas.
Hoy resuena en cada tallo la vida
se desnuda en la flor una certeza.
Hoy vuelvo a la sombra de aquel árbol donde fui feliz.