El reloj que no distingue con su constante tic tac
Pasea su sonido sobre todos, y en todo lugar
Nos acerca inexorable a nuestros propios destinos
A los anhelos que el alma guarda en sus cajones
Minutero que pausado ha desnudado mi alma
Sosegando los constantes desvaríos de mis sueños
Jure que no lloraría al ver tu caminar,
pero me has dado ese derecho a llorar
jure que seria libre con tu tenaz deambular
pero tu me has dado el derecho a desandar
Tiempo en que partieron prejuicios y preceptos
Tiempo en que el alma y la piel desnudaron sus afectos
Tiempo en que agradezco libertad de los apegos
Tiempo en que partimos, tiempo en que volvemos
Tiempo para el cansancio, para arroparme con cantos
Para hablar lo inevitable, para la verdad que no perdona
Ahora que puedo jurar, no juro, ahora que puedo rezar no creo
Tiempo que lo cambia todo, tiempo que se quedó sin tiempo
El reloj que no distingue entre latidos y olvidos
Reloj que camina lento con la lámpara encendida
Haciéndome testigo de lo malo y lo bueno
Un minuto para mi vida, un minuto para mi muerte
Una eternidad para reconocerte
Y decir que no te olvido