Las horas pasan y mi vida se detiene.
Solo el sonido del piano me despierta,
llega hasta mi la música, estoy alerta
y el compás de cada tecla a mi viene.
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Es el vals de las olas que me abraza,
esa magia del sonido me enternece.
Yo suelo bailar vestida de azul y gaza;
así mi alma de alegría se estremece.
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No estoy soñando, estoy despierta.
Entre las sábanas mis manos alzo
y mi corazón se agita y me alerta.
Veo las zapatillas que siempre calzo.
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Nada me detiene salto y suelto el libro;
debo bailar al precioso ritmo del piano.
Embriagada y enternecida solo vibro,
con las bellas notas en primer plano.
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Cuando la pasión florece el corazón,
se llena de fantasías y de juventud.
Es el momento de soltar la razón
y ceñir fuerte, la pasión y la virtud.
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¡La magia de la música me embriaga,
en la hora más tenebrosa y aciaga!