Te quiero
a las siete de la mañana,
cuando el sol ilumina tu rostro,
cuando llega la hora, el minuto
y el diminuto gruñido de hambre,
pasamos en segundo plano
a tomar el desayuno,
yo quiero té,
y tu quieres café
\"el de tus ojos, querida\", dices,
mientras yo sigo queriendo-té
lanzo una sonrisa vacilante
y es que té quiero
dulce, tibio y relajante,
beso tus labios,
dulces, tibios y relajantes,
me quedo dormida
al calor de tus brazos,
porque té quería
pero ahora, solo te quiero.