Jesús Oscar Ugalde

Realidad inmediata

Realidad inmediata, no te quiero. Te quiero (no a voluntad), me esfuerzo en entrarte. Duro salvoconducto, yaces en mi frente, mejor decaigo las noches y con sigilo mato tus pies pavorosos.

Los pies de plomo

A veces te odio, a veces te reclamo y te extraño, pero a lentitud informo mis delirios a tus heraldos y se reúnen los que mercenarios han aportado su granito de arena fortuita:

1, 2; 1, 2.                                                 Rompen la fila

A veces anido mis viajes y contemplo alcobas y musas y relieves, marcados sus itinerarios como golpes en la tierra blanda (impactos de carambola (mala suerte)) y los capturo en instantáneos lamentos triunfales.

Derrota pronunciada, dame.

Realidad inmediata, tú te escondes (creo que yo soy el susodicho) y en mis adentros brotas acera de raíz triunfal, me rindo: tú eres la diosa de la batalla.

Introversión

Haré el amor a tu faz, eres flamante y los que me mueve a afrontarte (y aventurarme en ti) derrama efluvio plateado de la montaña canosa. Haré el amor ex novo a tu rutina y, en un dejo de transeúnte acoso, te convertirán en cuento de hadas.