Hoy, quiero andar oculta y me pregunto: ¿Podré?
Creo que alguna vez anduve oculta sin saberlo.
Nadie me vio, nadie vio algo y, no puedo creerlo.
A veces transito sin saber cómo lo hago ¿Lo sabré?
Unos ecos lejanos me traen a la conciencia del Soy.
Y algunas noches desvelada, no sé ni dónde estoy.
Escucho una voz oculta en mi cuerpo que murmura.
En la soledad de mi alma siento un murmullo silente.
Nadie se atreve a perturbar mi manifiesta cordura.
El silencio no existe, grita alguien que no miente.
La noche se confunde con quietud y siempre es así.
Nunca, la noche oscura, es noche de luz; yo no lo vi.
Las horas pasan y un tic tac nos anuncia la ida del día.
Con o sin campanas, todo oscurece y el Sol se aleja.
Se acercan los espectros de la noche, no es idea mía.
Llegan la luna y las estrellas y, el misterio se despeja.
El día pierde vigor y sus voces hablan de ausencias.
Restos de habla y de gritos se llevan las querencias.
Anochece y los fantasmas no encuentran el camino;
ellos se pierden en la vorágine de las horas tenebrosas.
El temor oculta la alegría y ataca con furia al ser felino.
No se escapa de la esencia divina y las vetas culposas.
¿Cómo escapar de la vida misma y burlar el encuentro?
Es absurdo, ya que es el alma y todo está muy adentro.