shao

Cúbrenos...

Cúbrenos como a la flor el cáliz
y guardanos en tu coraza
con el fuego de tu amor.
Llénanos de tu misericordia 
hasta hacernos florecer.

Del manzano su fruto seré
y el sépalo tu promesa es,
compañía mía con poder;
de mí depende cuidarlo
y no contristarlo.
 
¡Ay! Qué sería de mí 
si tu presencia me faltare 
y el poder en mí se marchitare.
Mejor sería antes que tú me llevares.

¡Oh! ¡Cuán grande es en la tierra,
 tu misericordia!.

Que aún el impío vive 
y esperas por él.
Que el tibio anda 
en tierra movediza
Y lo haces crecer.
Quién pues entenderá tu amor,
¿aún siquiera la madre?.

¡Oh! ¡Cuán grande es en la tierra,
tu misericordia!.