Hace mucho que no os comparto nada y aunque tengo varios cientos de poemas aquí y en mis blog, hoy quiero dejaros con una reflexión mía muy importante para mi...
Que difícil es enfrentarse a ese enjambre de depredadores que como pequeños escarabajos carnívoros convierten en una pulpa informe el cerebro anulando su capacidad de raciocinio.
Llega después de una plácida temporada donde tu vida transcurre con la felicidad y la tranquilidad propia de un ser carente de pecados y culpas... Y allí los encuentras de nuevo con ese ruido infernal que producen mientras te devoran intentando por todos los medios instalarse definitivamente en tu alma. Recurres a todas tus armas, recordando otras invasiones y como le hiciste frente...ya no te sirve la excusa de que tus pecados eran producto de una situación transitoria, te reafirmas en que eres una buena persona y no te sirve, los escarabajos siguen con su festín y tu cerebro se resiente cada vez más...
Yo entiendo porque pasa eso, mi conciencia me atormenta y pido al que no tiene nombre que me ayude haciéndome un hombre sin sentimientos para no sufrir de mi propia culpa. El es autónomo y no me escucha, quizá porque quiere castigarme para que purgue mis fracasos, mi incompatibilidad para vivir y todos los errores cometidos...intento zambullir mi mente en el pozo oscuro de la insensibilidad, pero ella también es autónoma y libre y sale siempre a flote para seguir castigándome.
Consigo como en otras ocasiones hacer un receso en mis pensamientos para analizar eso que estoy pidiendo, no tener recuerdos, sentimientos ni conciencia y entonces es cuando más real me viene a la vida lo que eso supone...ser un conjunto de huesos y carne carente de empatía, sin posibilidad para amar, un ser robotizado que come y duerme, quizás mas tranquilo, pero mas deshumanizado...
La mente me hace recordar, que el estado por el que paso es solo transitorio, si ya he pasado varias veces por la misma estación y mi vida ha seguido su viaje hasta la próxima, no puedo parar el tren si aún le queda mucha energía a mi maquina. Tengo que seguir adelante alegrándome del dolor que me produce los errores y los recuerdos porque es una forma de sentirse vivo, la incapacidad de autocrítica solo nos lleva a sentimientos caóticos que nos impide crecer. Quiero sufrir con mis recuerdos, pero viviendo un presente pleno para poder disfrutar de la maravillosa sensación de sentir amor por los demás, respeto por la vida y el sufrimiento ajeno y propio, impidiendo el paso a los depredadores de mi alma...
Ángel Reyes Burgos