Arranca el árbol gemidoras hojas.
Desnudo su ramaje
en boceto de dorado paisaje,
crujientes perfumes donde te alojas
con suerte, cuando arrojas:
Cada día un mensaje.
El trino tan radiante
advierte tu tristeza en el instante.
Propone al visitante
el presagio ficticio y angustiante,
de soñar un espectro
sin razones ni musas en su plectro.
Déjame que diga: Esta travesía
la haré sin equipaje.
Así, caminaremos el follaje
con tu paso que unía
mi paso, que al ritmo me encontraría,
sin tener maquillaje.-
Amalia Lateano
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