Tal vez es muy tarde para volver a casa, tal vez la vida me castigo por ser un mal hijo.
Sentía la furia de los padres minimizar mi dolor constante, hasta que comprendí lo autónomo que podía llegar a ser.
Solo tomé mi mochila con un buen libro, con convers puestos y una sudadera, tomé mi bicicleta, y mientras pasaba por nuestro patio, mis padres me juzgaban desde la ventana.
Te iras otra vez, tu mente débil no puede afrontar los problemas más simples dijo mi madre
No estará esa puerta abierta cuando regreses dijo mi padre
Los gritos esa mañana, fueron más fuertes que otros días, por eso al caer la noche decidí solo irme, yo amaba a mis padres, pero no tenía el mismo sueño que ellos.
Para enorgullecerte me trataras como un títere y dirás que tienes miedo a que cometa errores, pero si no cometo errores, no triunfaré en nada.
Ellos dicen que me lo dieron todo, pero no entiendo ¿No tenían que dármelo?
Solo tenía 17 años, pedaleaba a la casa de mi mejor amiga, yo le llame entre lágrimas, y ella sin dudar me acepto.
Lo último que supe antes de irme, es que yo jamás iba a tener razón.
Los años pasaron, y yo nunca llegué a la casa de mi amiga, yo pedaleaba con más fuerza hasta que me canse, incluso intente regresar, pero en el camino a casa había muchas piedras.
No me di cuenta de que pasaba, hasta que cuando por fin vi a mi padre, el tenía 76, y yo seguía teniendo 17.
Y él, dejo la puerta abierta todo este tiempo.