Águila de mí, sobrevuela las horas.
Si me abstengo de beber
Es para que no mueras de sed.
Habrá quien no muerda ni escape.
Caminando a paso firme aceleramos
La caída en picada de la tarde.
Desde el fiel de la balanza de mí mismo
No hará falta ninguna palabra.
Los gallos que se ocultan de noche
Cantan al mediodía.
Me sumerjo en pleamar,
Elijo no soltar lo que quema.
Quizás podamos considerar
Esta estocada que clavo en tu pecho
Una especie de corazonada.
Si salgo del laberinto
Es para proponerte otro juego.
Llevo un beso tuyo en mi frente
Como corona de laureles.
Desde aquí arriba te ves
Tan íntimo en tu descanso.
Yo sólo puedo acercarme al horizonte
Y abrazarte en la zona de promesas.
Ya no somos jóvenes,
Ya casi no nos quedan
Primeras experiencias.
Pero todavía hay vino
Para celebrar
Que estamos
Vivos.
Quise inventarte con mis manos
Y convertiste tus dedos en mis ojos.
Ya descansaste en mi pecho
Y sobre tu hombro recosté mi cabeza.
Hay que partir, sin demora.
Brillan las llamas en la multitud de rostros
Y puedo ver
La ciencia incierta
Del deseo.