Te esperé el amanecer,
Pero, tú nunca llegaste
Dí si de mí te cansaste,
o si es que te voy a ver.
Aún no te dejé de querer.
Todos los días alzo mi rezo;
Pienso en ti con embeleso.
Mi alma por ti se la juega,
mientras mi corazón ruega,
Por tener de ti un gran beso.
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Te esperé en el atardecer,
quise llamarte y lo pensé.
A Dios que vinieras rogué,
pero no te vi aparecer;
Fue poco lo que pude hacer.
Me puse a contar estrellas,
y mi mente montó querellas.
Es que no puedo esperar;
que tú me vengas a besar.
y a contarme cosas bellas.
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¡Mujer, no creas en cuento chino
y, menos si el es hombre es ladino!