Y yo, que no sabía ya de placeres ni canciones
yo, que mi alma andrajosa errante y cabizbaja
sentía congelarse el corazón como el ave
que la nevada ha paralizando en una rama
renunciado ya a la risa, la ilusión y aventura
resignada a ver llover detrás de una cortina
Pero llegaste como curioso velero desorientado
al puerto abandonado donde me guarecía
tu estampa bucanera me intrigó sobremanera
mientras me contabas de tu accidentada travesía
supe de tus penas y tu huida
me sedujo esa historia tal vez de tan sombría
presentí que poseías un paraíso soterrado
donde sátiros y faunos seducen a las doncellas
por desentrañar tu virilidad tan nueva y misteriosa
fue avanzando cada vez más atrevida la caricia
Rememoré entonces los sueños esfumados
el ayer todavía empapado por las lágrimas
y el continuo ulular en mi cabeza envahecida
tú con tu sarcasmo disfrazabas la agonía
pero tu mirada turgente detenías en mis pechos
y decidimos hacer con nuestras soledades compañía
Las rosas pisoteadas, el deterioro del parco lecho
mi piel lozana tan pocas veces encendida
contigo nuevamente se envolvió en llamas
y nuevamente se habitaron esas ruinas
En el imponente cañón que alzabas por muralla
corrían rápidos a donde me adentré emocionada
cómo fluyo todavía en el vértigo de esas aguas
cuando absorbo tu aliento beso a beso
es el fermento más intenso que he probado
En tu cuerpo de recio roble trepo cual ardilla
tomando de cada zona placer entre gemidos
mis dedos traviesos te sacuden y cimbra cada nervio
mientras cadenciosa me balanceo en tu cadera
y enardecida ya me acompañas hasta la alta copa
Al calor de tu pasión reanuda su vuelo el ave
pues su corazón ya confortado derrite nieve
y para que la lluvia entre descorro la cortina
flauta de fauno que sigo embelesada
corsario de océanos tenebrosos y profundos
arcano amor que desconoce la rutina