Como Dios puso todo
Al alcance de tu mano:
Los árboles, los frutos,
La leña y animales;
Asi ante tí tienes
La felicidad de los ángeles.
Y sabe, querido hermano,
Que no es una malvada mano
O un demonio alado
Quien a tí te hiere,
Sino tu propia mano,
Y cuando tu pares
Parará el daño.